LA SANTA INQUISICIÓN

La inquisición tiene una prolongada historia en España. En el año 1238 fue instituida bajo la corona de Aragón, controlada por la orden de los dominicos.

A fines del siglo XV esta primera inquisición fue desactivado; los casos que le competían era juzgar a los herejes. Posteriormente se reactivó con el nombre de Santo Oficio para perseguir las tradiciones judías, así en 1412 se ordenó que los judíos llevasen distintivos en sus ropas, en 1481 se les confinó en sus GHETTOSO “juderías”, en 1482 fueron expulsados de Andalucía y  posteriormente de Zaragoza.

En 1570 Lima se convierte en la sede de un Tribunal del Santo Oficio, el Tribunal estaba compuesto por dos inquisidores, un fiscal, un secretario, un contador, un alguacil y algunos otros funcionarios, todos los integrantes de Tribunal disfrutaban de codiciados privilegios. En todas las poblaciones donde vivieron españoles, así sean aldeas muy pequeñas existían funcionarios de la inquisición que actuaban como confidentes y delatores. Los indígenas no estaban sometidos a la jurisdicción de la inquisición. En cambio, las poblaciones europeas o de origen europeo, mestizos, negros y demás castas, vivieron bajo el ojo avizor del Santo Oficio.

El Tribunal de la Inquisición perseguía los delitos de herejía, blasfemia, hechicería, adivinación, demonolatría (culto al demonio), astrología, etc.

La Inquisición persiguió también como herejes a los "alumbrados" que estaban bajo la influencia de los eramistas y reformadores, ideas que habían sido transportados desde España. Así mismo impidió que se difundiera el protestantismo en la América hispánica.

La inquisición fue, un Tribunal eclesiástico estrechamente vinculado con el Estado que procedió de acuerdo a los intereses de la Corona Española, persiguiendo a sus enemigos. Fue, además, el organismo encargado de instituir la intolerancia de la sociedad de la época.

PROCESOS Y AUTOS DE FE

Un proceso inquisitorial se producía a partir de una acusación o delación, en principio todos tenían la obligación de delatar a cualquier sospechoso de herejía, quien no lo hacía estaba en falta y podía ser condenado por ello.

No existían límites para calificar a quienes estaban en capacidad de delatar, se admitía como válido los testimonios de delincuentes comunes, excomulgados, infieles, judíos, etc. El acusado no podía saber quién era su acusador. No se hacía caso de las retracciones.

Durante el proceso el acusado tenía un abogado de oficio quien se limitaba a aconsejar al reo a confesar sus faltas, reales o ficticias para disminuir sus penas. La inquisición usó como instrumento legal la tortura, para obtener declaraciones que se admitía como testimonios válidos. Los daños e incluso la muerte del torturado se consideraban como decisión propia del acusado, que pudo evitar el castigo confesando su culpa. Encontrado culpable se les confiscaba sus bienes, que pasaba a formar parte de las propiedades de la inquisición. Las penas podían ser de acuerdo a sus "faltas". Los más leves consistían en asistencia a misa, rezar el rosario y guías espirituales; mientras que la pena máxima era morir en la hoguera.

Fueron muchas las formas de tortura uno de ellos fue por ejemplo la polea o garrucha, que consistía en colgar a las víctimas de las manos a cierta altura del piso, con un peso de hierro o piedra pendiente del cuello o los pies. La polea levantaba el cuerpo y lo dejaba caer de golpe, de modo que ni los pies ni las pesas tocaban el suelo la conmoción se sentía en el cuerpo.

El tormento del potro consistía en colocar al reo desnudo sobre un caballete de madera y atarlo de tal manera que no podía moverse; luego se le introducía varios litros de agua por la boca sin cesar, para producirle sensación de ahogo. El tormento del fuego consistía en sentar al cautivo e introducir en sus pies en un cepo que los inmovilizaban a cierta altura del suelo. A continuación estos se untaban con sebos o mantecas y se colocaba un brasero encendido. Si la víctima cedía se interponía una madera entre las llamas y sus pies hasta que la confesión fuese completa.

Finalmente, los inquisidores señalaban una fecha cuando tenía varios reos y organizaban un auto de fe, que era una ceremonia pública de castigo en la que desfilaban los acusados vestidos con trajes especiales, llamados "sambenitos" y una vela verde en sus manos, hasta llegar a la plaza donde se había levantado un tabladillo especial. Allí reconocían sus "faltas" delante de todo el pueblo y autoridades de la ciudad y recibían su pena. Varios fueron quemados.

FIN DE LA INQUSICION

En la segunda mitad del siglo XVIII, la inquisición entró en decadencia, el 23 de setiembre de 1813 el virrey Abascal promulgó el decreto expedido por la Corte de Cádiz que abolía la inquisición. No obstante al retorno de Fernando VII al reinado español por cédula de 1814 se volvió a implantar, pero desde entonces su existencia fue fantasmal hasta su desaparición en 1820.

ACTIVIDADES.

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