La Primera Guerra Mundial o “Gran Guerra” fue
consecuencia de la quiebra del equilibrio internacional y de la rivalidad
económica y política entre las potencias europeas. El desarrollo de la guerra
fue largo y sangriento, y el costo en vidas y en pérdidas materiales fue muy
alto.
En
1917 Rusia vivió un proceso revolucionario que desembocó en el sistema radical.
Intentó construir un orden comunista, sustentado en 1, ideología marxista
interpretada por Lenin. Así, la Revolución Rusa si opuso al modelo liberal del
siglo XIX y constituyó una revolución social, propia del siglo XX
Al
terminar la Primera
Guerra Mundial, algunos países -especialmente Estados Unidos-
vivieron una etapa de prosperidad. En otros países como Alemania, la situación
económica y social de la postguerra fu muy difícil. La recuperación de la
economía mundial fue muy lenta y el derrumbe de la Bolsa de Nueva York ocasionó
una crisis en la producción y el comercio mundiales.
Por
otro lado, la arbitraria reestructuración del mapa europeo fue causa de
continuas luchas y de la aparición de movimientos nacionalistas. El este
contexto de inestabilidad debe situarse el ascenso del fascismo en Italia y del
nacional socialismo (nazismo) en Alemania.
EL MUNDO DE 1914
Como
recordarás, a principios de siglo el mundo estaba dominado por las potencias
europeas, que poseían amplios imperios coloniales. Esta Europa próspera
albergaba graves tensiones que ocasionaron la Primera Guerra Mundial.
Poblemas y Tensiones en Europa
El
imperialismo enfrentó entre sí a las potencias europeas: entre 1906 y 1911
estuvo a punto de estallar la guerra entre Francia y Alemania por el control
económico de Marruecos. El enfrentamiento era aún mayor en el resto de Europa:
Alemania aspiraba a dominar toda Europa central y este expansionismo provocaba
temor en Gran Bretaña -preocupada por el equilibrio continental-; en Francia
-que anhelaba recuperar los territorios de Alsacia y Lorena, perdidos ante
Alemania en 1870-; y en Rusia, que veía amenazados sus territorios de Lituania
y Polonia. Por otra parte, Italia consideraba incompleta su unidad hasta que no
se recuperaran los territorios de Trento e Istria, bajo dominio austriaco.
Los
imperios austrohúngaro, otomano y ruso tenían frecuentes litigios fronterizos y
dominaban grandes regiones en las que había poderosos movimientos nacionalistas
que deseaban la independencia.
En
un ambiente de recelos e intrigas diplomáticas muchas veces secretas se gestaron
bloques de alianzas a través de las cuales cada estado buscaba preservar su
seguridad. Alemania el Imperio Austro-Húngaro, Bulgaria y Turquía conformaron
el bloque de los llamados “potencias centrales”. Inglaterra, Francia, Rusia,
Italia, Grecia y Rumania se integraron en el bloque de las “potencias
aliadas”. Las potencias se preparaban para una guerra
que nadie deseaba: se lanzaron a una frenética carrera armamentista, aumentaron
la duración del servicio militar e impulsaron el “espíritu patriótico”.
EL ESTALLIDO DE LA PRIMERA
GUERRA MUNDIAL
En
este estado, cualquier chispa podía desencadenar una guerra. El 14 de junio de
1914 fue asesinado en Sarajevo (Bosnia) el archiduque Francisco Femando,
heredero de Austria-Hungría. Al comprobarse la complicidad de Serbia en el
atentado, Austria, I deseosa de aplastar el nacionalismo en esa zona, dirigió a
Serbia un ultimátum que ésta rechazó. Inmediatamente Austria declaró la guerra
a Serbia.
Automáticamente
se pusieron en juego las alianzas: Rusia, aliada de Serbia, declaró la guerra a
Austria. Alemania, aliada de Austria, declaró la guerra a Rusia, y así se
originó una declaración de guerra en cadena. De un conflicto local se pasó a
una guerra generalizada.
Los
mandos militares pensaban que la guerra sería corta y que no modificaría
demasiado las fronteras. Pero la realidad fue muy diferente: la contienda duró
cuatro años, modificó profundamente el mapa europeo y provocó la caída de
cuatro imperios: el alemán, el austrohúngaro, el otomano y el ruso.
DESARROLLO DE LA GRAN GUERRA
Primera Fase (1914): La Guerra de Movimientos
Durante el verano de 1914 se produjo una
ofensiva generalizada todos los frentes.
En el este, las tropas austrohúngaras invadieron Serbia; en respuesta, los
rusos invadieron Alemania. Pero el ejército alemán reaccionó y, al mando de
Hindenburg, derrotó a los rusos de la batalla de Tannenberg y avanzó en
territorio ruso.
En
el oeste, las tropas alemanas invadieron Bélgica y penetraron e Francia. En
lugar de avanzar hacia la capital francesa, los alemanes iniciaron una maniobra
hacia el sureste. El general Joffre dirigió la contraofensiva francesa y obtuvo
la victoria del Marné (6-13 d setiembre), que detuvo el avance alemán.
Segunda Fase (1915-1916): La Guerra de Posición
Estabilizados
los frentes, se renunció al avance territorial y se inició una guerra de
desgaste, en la que se trató de infligir continuas pérdidas al enemigo hasta
agotar su capacidad de resistencia. Los ejércitos s adaptaron a esta guerra de
trincheras.
Durante
esta fase las mayores batallas se libraron en el oeste: a principios de 1915
los franceses lanzaron un ataque en el Artois, pero n consiguieron romper las
líneas alemanas; en 1916, los alemanes ataca ron masivamente, pero el general
francés Pétain logró detenerlos e la batalla de Verdún.
Tercera Fase: La Crisis Decisiva de 1917
Al
comenzar el cuarto año de guerra, las tropas estaban exhaustas y e varios
países hubo manifestaciones de rechazo a la guerra. Para enfrentar la
desmoralización, se confió el poder a hombres enérgicos, como el francés
Clemenceau, decididos a combatir hasta la victoria.
En
abril se produjo un hecho decisivo para el curso de la guerra Estados Unidos
declaró la guerra a Alemania, en respuesta a los ataques de submarinos germanos
a su flota. La intervención de Estado Unidos desequilibró claramente la
contienda a favor de los aliados Poco después, en octubre, en Rusia triunfó la
revolución bolchevique
Cuarta Fase: El Fin de la Guerra
Alemania
aprovechó el triunfo de la revolución bolchevique, en Rusia, para firmar la paz
(tratado de Brest-Litovsk, 3 de marzo d 1918). En setiembre, el general Foch
lanzó una ofensiva general e todos los frentes.
Los
imperios centrales no pudieron resistir, y en pocos días se produjo su derrota
total: Turquía firmó el armisticio el 30 de octubre Austria se rindió el 3 de
noviembre; el 9 del mismo mes abdicó Guillermo II y en Berlín se proclamó la
república. Dos días después el 11 de noviembre, los alemanes firmaron el
armisticio el Rethondes (Francia). La Gran Guerra había terminado.
LA PAZ, PERO NO LA PACIFICACIÓN
Agotados
y agobiados por la enorme tragedia, los europeos deseaban acordar una “paz
perpetua”. Sus deseos no se cumplieron, porque las pérdidas territoriales y la
dureza de las reparaciones impuestas a los vencidos alimentaron en éstos el
ansia de desquite.
Conferencia de París: la Sociedad de Naciones
A
principios de 1919 se reunió en París la conferencia preparatoria de paz, en la
que participaron 32 estados. A los países vencidos no se les permitió
participar en las deliberaciones y se les obligó a aceptar sin modificación
alguna las condiciones impuestas por los vencedores.
Las
decisiones más importantes fueron acordadas por los “cuatro grandes”, que
entonces eran Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Italia. El presidente
norteamericano Wilson quería construir la paz sobre el principio del derecho de
los pueblos a disponer de sí mismos. El jefe del gobierno francés Clemenceau
estaba más preocupado por garantizar en el futuro la seguridad de Francia
frente a Alemania. Italia y el Reino Unido querían diseñar un nuevo equilibrio
europeo.
Esta
conferencia tomó dos acuerdos principales: la creación de la Sociedad de Naciones,
cuya misión sería salvaguardar la paz y resolver por la vía diplomática los
conflictos que pudieran surgir, y la negociación por separado de los tratados
de paz con cada uno de los países vencidos.
El Tratado de Versalles
El
28 de junio de 1919 se firmó el principal tratado de paz, el Tratado de
Versalles, que sancionaba la derrota de Alemania, a la que declaraba
responsable de la guerra e imponía durísimas reparaciones económicas. Alemania
perdía todas sus colonias y debía devolver a Francia la Alsacia y la Lorena, y
a Dinamarca el ducado de Schieswig. Además, debía ceder a Bélgica los
territorios de Eupen y Malmédy y entregar al nuevo Estado polaco la Posnania y
el corredor de Dantzig.
El
ejército alemán quedó limitado a un máximo de 100 000 hombres, la orilla
izquierda del Rin se declaró zona desmilitarizada y Francia ocupó durante
quince años la rica región minera del Sarre. Alemania consideró el Tratado de
Versalles como injusto y humillante, lo que alimentó su deseo de revancha.
El Nuevo Mapa de Europa
Los
tratados de Saint-Germain (1919), Neuilly (1919), Trianon (1920) y Sévres
(1920) establecieron las condiciones de paz, respectivamente, para Austria,
Bulgaria, Hungría y Turquía.
A
raíz de estos tratados quedó dibujado un nuevo mapa de Europa. Con ello se
satisficieron los deseos de muchos pueblos, pero otros se vieron humillados, y
quedaron fuertes minorías nacionales dentro de las fronteras de otros estados
como consecuencia de una paz impuesta que, finalmente, resultó ser el germen de
nuevos conflictos.
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